martes, 23 de noviembre de 2010

I'm sorry...

Vale, sé que hace mucho que no pongo relatos, pero es que no tengo nada de tiempo, y menos para escribir. A ver si este fin de semana me pongo con algo, y viendo que se acerca el puente, puede que pronto os ponga uno nuevo. Lo siento, pero esto de los exámenes no te deja ni respirar...

viernes, 12 de noviembre de 2010

El tiempo supone cambios, y los cambios no siempre son buenos...

Nada es siempre igual. Porque las cosas cambian. Y nosotros cambiamos con ellas.

Creo que me di cuenta de esto demasiado tarde. Cuando lo inevitable ya había pasado y la tragedia había dejado su huella en el tiempo.

El tiempo pasa y lo cambia todo. Y el cambio puede ser bueno o malo.
Lo que ha cambiado es diferente. Por eso ahora, la vida ya no es la misma de antes.

Cuando algo ocurre, ya no hay marcha atrás; al igual que cuando un corazón deja de latir, muere.
Y el final que ofrece el tiempo es la muerte.

La vida está llena de cambios, cambios que se olvidan o se recuerdan, que no llegan a producirse, que nos causan felicidad o dolor. Que lo transforman todo.

Tiempo y cambio son dos términos que están relacionados mucho más de lo que parece. Una sola decisión pude hacer que tomes un camino diferente, y un hecho puede destrozarlo todo en un instante.
Puede hacer que cuando abras los ojos, ya no haya nada.

Nada es siempre igual, porque el tiempo pasa y lo cambia todo. Es así y siempre será así.

A Patricia...

martes, 2 de noviembre de 2010

El frío

Me devuelve a la realidad un pequeño punto frío en mi mejilla. Me quito el guante y alargo la mano hacia mi cara, pero el punto se deshace en una gota de agua cuando lo toco.
Hace frío, mucho frío. Tengo la punta de la nariz y las orejas coloradas. El parque está solitario y helado. Veo la nube de vaho que sale de mi boca al respirar.
Levanto la mirada y veo cómo miles de copos blancos van cayendo hacia en suelo.
Al poco rato tengo la ropa y el pelo empapados, y tirito de frío. Pero aún así no me levanto. Me quedo debajo del frío y de la nieve.
Pienso en qué es lo que me ha llevado a estar allí, inmóvil y congelada. El sol desaparece y cada vez hace más frío.
Me vienen a la cabeza unas imágenes fugaces: tres figuras esquiando, una risa... Desaparecen en cuanto sacudo la cabeza. Pero pequeños fragmentos de mis recuerdos empiezan a martillearme la cabeza.
El viento helado me muerde con cientos de dientecillos tan afilados como cuchillas.

De repente, siento algo cálido en mi cuello. Es reconfortante y agradable teniendo en cuenta lo fría que está la nieve.
Siento cómo el agua que empapa mi cuerpo se evapora al contacto con su mano. Una cálida mano que sé perfectamente de quién es. No hace falta que me gire para saberlo.